No hace mucho os comenté que Cama de Rosas había lanzado una nueva iniciativa: Continúa la historia.
Vale, pues... La continúo!!!!!!
LA CRIADA EFICIENTE
Leer el comienzo de esta historia.
Vale, pues... La continúo!!!!!!
LA CRIADA EFICIENTE
Leer el comienzo de esta historia.
Le miraba de forma pícara desde el canto de la puerta, esperando que acabara de leer, quería ver su reacción, su cara y, por supuesto, me moría por averiguar qué programa pulsaría.
Levantó la vista incrédulo, sonriendo, podía notar su excitación desde la distancia. Sonreí, le guiñé un ojo y simulé que limpiaba. El huevo no vibraba. No sé si dudaba qué elegir o deseaba excitarme con la espera.
Me miraba fijamente y sostenía el mando en su mano. Yo disimulaba pero no dejaba de mirarle de reojo, cada vez más ansiosa y excitada.
2º Programa: Continúe con lo que está haciendo.
Vale, quiere pensar. Y continué con las tareas de la casa como si él no estuviera presente. El mando dejó de vibrar. Le observé fugazmente.
Estaba sentado de espaldas a mí. El café en la mano y el mando sobre la mesa. Desayunaba tranquilamente, como si yo no estuviera.
Cuando terminaba el pasillo el huevo comenzó a vibrar. ¡Ya casi había olvidado que lo llevaba puesto!
Programa 3: Llamar a la asistenta. Pida lo que necesite.
- ¿A qué hora acaba la asistenta?
- Eso no debe preocuparle ahora, señor. Depende de lo que contrate, tenemos servicio 24 horas.
- Aha.
Programa 4: La asistenta limpiará y bailará sensualmente cerca de usted.
¡Y así lo hice! Me situé en el armario, frente a él, y me dispuse a quitar el polvo. Comencé por las estanterías más altas, tenía que ponerme de puntillas y se me subía la falda. Espalda arqueada y movimientos sensuales.
Él tiró el café al suelo.
- Límpialo de rodillas. Dijo escueto y serio. Su mirada era penetrante. Era un orden.
Me arrodillé despacito, tímidamente, sin parar de mirarle a los ojos. Manos sobre mis muslos, espalda arqueada y muy, muy excitada. Me incliné hacia delante y así, como un perrito, comencé a mover el culo al mismo ritmo que mi mano sostenía el trapo que limpiaba el suelo. Cuando el suelo estuvo limpio levanté la cabeza. Le miraba expectante, esperando órdenes. El mando continuaba vibrando en mi vagina.
Sin dejar de mirarme derramó el café que le quedaba, ya frio, sobre sus piernas desnudas.
- Lámelo. Me dijo.
Comencé saboreando las gotitas que caían sobre sus píes. Lentamente me dirigí hacia su tobillo y lo lamí y besé. Dediqué un rato a su otra pierna y, poco a poco, fui subiendo hasta las rodillas. Me incorporé y, sin dejar de lamer los restos del café abrí sus piernas y me coloqué entre ellas. Levanté la mirada hacia él, solicitando instrucciones. Ante mí, su pene, erecto. Ansiaba tenerlo en mi boca.
- Sigue. Dijo, leyéndome el pensamiento.
Le cogí fuertemente de las piernas, atrayéndolo hacia mí. Saqué una botellita de entre mis “artilugios de limpieza” que tenía muy cerca. Abrí la botella y dejé caer el aceite sobre su polla. Lo extendí con la lengua y dediqué un largo rato a saborear sus huevos. Luego deslicé mi lengua por el tronco de su pene hasta llegar al capullo, donde me detuve unos segundos antes de introducirla entera en mi boca… Mientras… no dejaba de mirarle.
Programa 3: Llamar a la asistenta. Pida lo que necesite.
Sin sacar su polla de mi boca me quedé quieta. ¿Qué me ordenaría ahora? Estaba totalmente excitada. Arrodíllate sobre el sofá y apoya las manos sobre el respaldo. Dentro de mi vagina el huevo continuaba vibrando. Noté como se levantaba y se acercaba a mi trasero. Mientras me vendaba los ojos le dije:
- Utiliza la crema orgásmica que encontrarás entre mis “productos de limpieza”
Un agradable frescor me hizo estremecer cuando su mano extendió la crema sobre mi labios, mi vagina, mi clítoris… y mi ano. Tras su mano llegó su pene. Sentía la necesidad de cerrar las piernas y apretarlo, cabalgar sobre él, aprisionarlo en mi interior. De repente desapareció, ya no me tocaba.
De repente un azote. Grité.
Más crema sobre mi ano y una brusca envestida. Grité.
Y con su mano en mi clítoris, el huevo vibrando en mi vagina y su polla en mi culo me penetró hasta correrme.
- Puede retirarse. Me dijo con una amplia sonrisa mientras se sentaba. – Dentro de un rato volveré a las andadas.
Leer el comienzo de esta historia.
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